martes, 16 de marzo de 2010

EFECTO COLATERALES

En la guerra de Vietnan y después en las demás guerras y especialmente en la de IraK , por desgracia, se hizo común y habitual utilizar la expresión de daños colaterales a los resultados nefastos de desaciertos en los bombardeos, originando ruinas y víctimas inocentes.

También a nosotros los vecinos de San Nikolas y Avda de Basagoiti en Algorta, vivimos incertidumbres de un futuro incierto como consecuencia de la ejecución de un proyecto desmesurado del nuevo Antzokia, que nos priva de una plaza popular donde puedan convivir niños, jóvenes y adultos rodeados de unos jardines y asientos públicos, deficiencia que bien podría solucionarse si a la Escuela de Música se buscara otro emplazamiento, que en el pueblo existen e incluso apropiados para la finalidad que se pretende

En diversas ocasiones y medios de comunicación el Gobierno Municipal alega ante las protestas del vecindario que los propietarios de las viviendas, con motivo de la construcción del Antzoki , obtendrán muy buenas plus-valias, dando a entender que los habitantes de la zona disponen de sus viviendas con carácter temporal, y con perspectivas de negocio, cuando la realidad es vivienda permanente. Este falso argumento lo único que consigue es alterar -con razón- los ánimos de los vecinos.

En estos momentos podemos constatar que algunos pisos vacíos no pueden ser vendidos porque nadie se arriesga a adquirir una vivienda con una distancia de 6 metros entre su casa y el edificio enfrente que es la proyectada Escuela de Música , causando una obscuridad no solamente a la calle peatonal , sino también a las viviendas.

Precisamente el viernes último en el programa de la tarde de Telebilbao que realizó una entrevista a personas de la Asociación de vecinos San Nikolas -por cierto muy bien ejecutado y esclarecedor de temas- se difundió una entrevista de calle a una mujer extranjera que vive en la calle Obispo Etxeandia desde hace 42 años, que manifestaba su desazón y que había tomado la decisión de volver a Alemania por el muro que le van a poner delante de su vivienda que le ha forzado a regresar donde su familia, y con gran pesar se lamentaba de esta forzada decisión. (por eso el cartelito amarillo en una ventana de la fachada)

También se han planteado dudas personas que periódicamente deciden pasar unos días veraniegos en nuestro pueblo por las grandes incomodidades que origina una obra de esta magnitud.

¿Todo esto no son efectos negativos colaterales? ¿Por favor podrían los comunicantes del Ayuntamiento cambiar de “disco” y olvidarse de sus quiméricos negocios ajenos?. Sepan los regidores del pueblo que los ánimos no son partidarios de sus aventuras que rozan la megalomanía

1 comentario:

  1. venga, tampoco hay que pasarse.... seguramente la señora decidio venir para Algorta por el muro de Berlin... juajajuauua a

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