SUTILEZAS MUNICIPALES.

Por ilustrativos, aunque carentes de ilustres, son los plenos municipales de nuestro querido Getxo a la par grotescos y goyescos, sin carecer de divertimento.

Con el plúmbeo tamborilleo con que sus usías desgranan el Orden del Día, que sea cual fuese el tema a considerar, las sugerencias de la oposición - por si esta especie existe, ya se han promovido expediciones en su búsqueda - son rechazadas por el Gobierno Municipal con pleno ardor gubernativo, y cuando éste es el que propone, el resultado es el mismo: disconformidad total a la propuesta. Eterno retorno.

La cosa - nostra o muy propia - cambia cuando llega el turno de RUEGOS Y PREGUNTAS en que el Alcalde, en un rasgo de generosidad democrática, permite que los vecinos expresen sus sugerencias o preguntas, con la biensana convicción de que no van a ser tomadas en consideración ni en conmiseración. El glacial Alcalde permite ufanarse de que el pueblo ha tenido la oportunidad de expresarse tal como se entiende en una democracia tan singular como la nuestra.

Pero a veces, vecinos que representan a colectivos e incluso asimismo, sueltan en el pleno preguntas como floretes y en un pueblo culto como el nuestro, sobran las formas versallescas y se va al grano, es decir, a la exposición real y sin tapujos de los problemas que surgen en la comunidad - que no son pocos- y por lo tanto, procurando usar eufemismos que no ofenda la sensibilidad del Presidente, ya que se le dice, por ejemplo, “que no es verdad” las declaraciones realizadas a la prensa en tal o cual ocasión, o más concretamente en los propios Plenos. Tenso y extenso, nuestro regidor no duda en desprenderse del verso y recurrir al versollesco arte de retirar la palabra al atrevido vecino “porque los insultos él no los admite” .Vana amenaza la de retirar la voz que no se escucha. Esfuerzo doble el de nuestro prócer alcalde.

No digamos nada cuando otro orador le recuerda cómo el encendido regidor increpó por 20 alusiones críticas "ofensivas" cuando eran solamente juicios veraces y no insultos como el ofendido arguía. Los insultos a la Autoridad están penados por el Código Penal y si se siente lastimado su honor, bien cercano tiene los Juzgados, tal como se le recordó. Incomprendido o más bien incomprensible.

Nuestro alcalde ha innovado en el arte agropecuario de la tecnocracia política que no es otra cosa que el revuelto retórico de churras con meninas. Co-Fundiendo la crítica con el insulto, este estilo de gobernar, tanto en la acción Pública, como en las empresas y familias, tiene la consideración de autoritarismo, guía michelín de la política con tres estrellas bien estampadas.

Todos estos rifirrafes dan interés , por no decir emoción, a los Plenos que rompe la cansina y monótona exposición de los ediles. Debieran animarse los vecinos y recuperar la tradición circense que los políticos de las diferentes bancadas tienen a bien recuperar. Por lo menos las fieras y los payasos salen de la crisis. Anímense, por favor, que es muy divertido y es una representación que en ningún circo de renombre se da un espectáculo tan interesante.