martes, 1 de junio de 2010

El Alcalde y varios concejales se caen del caballo...

El pleno de pasado viernes 28 mayo de 2010 pasará a la historia por la estrepitosa caída del alcalde y de dos concejales. Cual Saulo camino de Damasco, los concejales Arregi y Almansa, así como el propio Alcalde Landa, se transformaron en San Pablos. De pronto se despeñaron del caballo y mentaron la bicha: participación de los vecinos, opinión de los vecinos, encuesta puerta a puerta.

El espectáculo ecuestre tuvo lugar frente al respetable público que acudió el soporífero pleno en el que el Sr. Arregi, apoyado en el flanco por el mismismo Alcalde, espetó al concejal Almansa que “estaban a la espera de la opinión de los vecinos”. Parecían en uso de sus facultades mentales habituales, incluso valiéndose de los ademanes perdonavidas que caracteriza a las autoridades en uso del poder municipal, mentaron “la opinión de los vecinos” (olvidaron incluir a las vecinas). Definitivamente se desplomaron del caballo y hablaron de la existencia de ciudadanía con derecho a decir (en tiempo no electoral) lo que opina en referencia a temas que afectan su entorno.

Pero a estas alturas nadie se haga ilusiones, la opinión que usaron como escudo en su rifirrafe no era la de los vecinos y vecinas del nuevo Antzokia, no cunda la alegría en casa de los olvidados/as, nuestros nuevos Saulos se referían a la opinión de los vecinos y vecinas del Barrio de Aldapa.

Para encontrar el origen de esta situación quizás debiéramos remontarnos al ambiente levantisco que el ayuntamiento provocó en el Barrio de Aldapa con su placet a la construcción de un Tanatorio. En este punto nos encantaría mencionar al Rey Antimidas municipal que donde pone el dedo crece la indignación, pero haremos como si no hubiéramos puesto estas líneas. Bueno, saltando lo mencionado, el caso es que la mayor parte de la ciudadanía de Aldapa, formada mayormente por sumisos votantes cuatrianuales, se estaban valiendo del detector de metales para encontrar sus enterradas hachas de guerra. Añádase a ello que los buitres de los partidos políticos incursionaban en el barrio a la caza del voto furtivo, mayormente haciendo el espantoso ridículo de ofrecer la construcción de un parking (algunos políticos/as todavía ignoran que se trata de una zona inundable) o mostrando manifiesta incapacidad para leer los planos de situación del barrio.

La cuestión es que el ambiente enrarecido de Aldapa saltó cuando la autoridad municipal amagó con llevarse su plaza de toda la vida. Una bien cuidada zona de frondosos árboles de la que prácticamente todos los vecinos y vecinas de Aldapa se sienten orgullosos, y en la que pocos son los que no esconden alguna vivencia, gepesean sus pasos de juventud o simplemente la veneran por su relativa identificación grupal. Para más INRI, una plaza originalmente costeada por las vecinas y vecinos de Aldapa, es decir su plaza en el más amplio sentido de propiedad.

El ayuntamiento, en uno de sus múltiples traspiés, amenazó con hacer tabla rasa de ese entrañable lugar para cementearlo todo. La razón para ello, el vil metal que podían arrancar al gobierno de Madrid. Un millón y pico de euros (traducido casi 200 millones de pesetillas) que podían arramplar de las escuálidas arcas del gobierno estatal a cambio de entregarles la cabeza de Juan Aldapa en un bandeja bien aliñada burocráticamente hablando.

Para el ayuntamiento la jugada era perfecta, daba trabajo a las constructoras (supondremos que en concurso amigable), se mostraban cual Robines Hoodes sacándole los dineros al gobierno de la lejana capital, y de acuerdo a su timing para las elecciones tendría lista la nueva plaza cual trofeo y escaparate de su buena administración. El sueño de cualquier político de mira estrecha. Foto del boceto, aprobación del proyecto, obras y finalmente inauguración en olor de multitudes mediáticas de una nueva “plaza inteligente” (nueva manía para llamar tonta a la ciudadanía). Este culebrón, por lo bajo, garantizaba unas 42 apariciones del alcalde en los medios de comunicación, con traca final en las televisiones rodeado de los vecinos a los que de nuevo invitaría al cava que le sobró al poner a funcionar (¿?) las rampas de Salsidu.

Pero todo se vino abajo, al tanatorio y a los vuelos rasantes de los buitres, se les sumó el runrún del despertar del vecindario. Las luces de alarma centellearon en la sede del gobierno municipal. Horror ¿qué hacer para salir de esta nueva metedura de pata del gobierno municipal que siempre olvida a los habitantes del lugar?

Solución, una encuesta puerta a puerta. Lo que a otros barrios “democráticamente” se les negó, los munícipes, imbuidos en un despiste “participativo” se ha visto en la necesidad de hacerlo en Aldapa, no contaban con otra opción: preguntar a los lugareños o arriesgarse a padecer la de San Quintín.

Para no extender este escrito, y volviendo al pleno, pues eso, que los tres mencionados se dieron de bruces en el suelo, eso. que los del ayuntamiento descubrieron que se puede preguntar a los vecinos y vecinas lo que quieren para sus barrios, que hay vida después de permitir la opinión ajena y que para su beneficio, ahora se erigen en paladines del people power. Ver para creer.

Ahora ya sólo les falta que una vez en el suelo los del ayuntamiento se acerquen al barrio de San Nikolas a preguntar a los vecinos y vecinas que tipo de Antzokia quieren, si les importa que los niños y las niñas sufran contaminación electromagnética mientras estudian en la Musika Eskola, si quieren acudir al nuevo Antzokia para compartir butaca con una peligrosa antena sita a menos de cinco metros del escenario o si les importa que el nuevo edificio del robe el sol. En fin, para qué seguir, pregunten, pregunten, que a nadie se le ha caído el orgullo municipal por respetar los deseos de los vecinos y vecinas.

3 comentarios:

  1. Clarividente relato de un pleno rocinantesco. Si Goya viviese dibujaría quizá al alcalde majo desnudo, pues este se halla desropado de popularidad. Donde el corcel del alcalde entra cual elefante en cada jardín, los burros de la oposición intentan meter el hocico. Este juego equino-hípico es la épica de la política municipal. Las flores del jardín, pisadas.

    ResponderEliminar
  2. Si el patxi patas cortas viviese seguro que sentiria celos del alcalde, uno solo hacia inagurar pantanos y este ultimamente solo hace inagurar plazas, pero antes ha pasado la motosierra, creo que tendra que poner su busto con el caballo en la nueva plaza de la estación y se sentira orgulloso inagurandola en el mes de febrero y saliendo en la foto en getxo berri.

    ResponderEliminar
  3. El silencio de los bomberos, nueva film de terror codirigido por el equipo de desgobierno minicipal y producido por la prestigiosa productora Mal Paso Güato. El silencio de los bomberos es un emocionante y espeluznante remake en el que, el protagonista, Hanibal Lecter decide experimentar otros canibalismos posibles y elige meterse en la piel de un alcalde de la cornisa cantábrica vizcaína que no rima con maltrecho. El cuchillo de cocina es un afilado PGOU de sierra que corta hasta el tendón de barrio más histórico. Hanibal manda construir una opera house de 15 alturas con forma de melón autóctono para que la población sienta gusto por la melomanía. Pero por vicisitudes propias de la competencia de subalternos enchufados y empresas bien familiares, la opera house acaba quedando con forma de churro. Cuando le preguntaban por el coste real, Hanibal contestaba: será un suflé con salsa amarga de megimillones. La receta se repite en una plaza de Romo, donde se levanta una esfinge cultural de 356 alturas, para que pueda verse desde la envidiosa capital de París -enemiga acérrima de Hanibal y gusto guillotiné-. La película acaba con Hanibal comiéndose un brazo, pues no queda nada que canibalizar. Estreno en cines del puerto furtivo en breve.

    ResponderEliminar