Al presidente Zapatero mencionarla también le costó mucho esfuerzo. Tuvo que esperar a que acabara la campaña electoral para finalmente incorporar en su léxico la palabra crisis.
Al ínclito alcalde de Getxo le ha pasado parecido. Aún estando en boca de todos y todas, aún siendo una realidad que afecta a la mayoría de la ciudadanía, Imanol, erre que erre circunloqueando para evitar mencionarla. Pero se acabó el periodo electoral y de pronto, al igual que su admirado Zapatero, ahí que aparece en su boca la palabra crisis.
¿Y ahora qué? Ahora que ya reconoce que estamos en crisis ¿el primer edil va a hacer algo al respecto? Quizás repensar sus delirios de grandeza planeados en tiempos de abundancia o igual una acción más humilde como reconocer que su complejo Guggengeniano nos aboca a la mayor de las ruinas que ha conocido este municipio.
En 7K, el suplemento dominical de Gara venía el domingo (12/06) un extenso artículo sobre el inacabado Titanic que Fraga proyectó para Santiago de Compostela. Un macro proyecto como el nuevo Antzokia y en el que a semejanza de éste el fin que anidaba en la mente de Fraga era construir y lo menos importante qué uso dar a lo construido. Al igual que Imanol Landa, Fraga se obsesionó con hacer algo grande para pasar a la historia, aunque luego resulte que no sirva para nada y ese gasto lo tengan que soportar varias generaciones.
Para el nuevo Antzokia no se ha planificado nada, absolutamente nada que no sea el construirlo a toda costa, en contra de mucha gente, robando a la ciudadanía espacio público en la plaza central de Algorta para mostrarse como el más inamovible e insensible de los alcaldes. Las autoridades municipales no se han preocupado por redactar un Plan de Viabilidad Económica, ni tan siquiera han calculado lo que costará mantenerlo, ¿para qué? Parece como si hubieran pensado que ese es un ejercicio inservible dado que los que van a pagar dicen siempre amén.
Ahora que el alcalde Landa sabe pronunciar la palabra crisis, llega el momento de rediseñar las prioridades, de repensarnos entre todos y todas (insistimos entre todos y todas, no como hasta ahora dentro de la camarilla del batzoki) qué se puede hacer y que habrá que dejar de lado. Para qué se construye y a quien beneficia ese gasto. Si más barato y pequeño no es más bello. Si construyendo la Musika Eskola en la calle Zabala no se deja una plaza más amplia para la ciudadanía.
En definitiva ha llegado el momento de cambiar el chip, de entender que no es cuestión de hacer el edificio más grande del Bilbao metropolitano, sino de construir lo que podemos pagar, lo que vamos a necesitar, sin derroches innecesarios en tiempo de crisis.
40 millones en esta borregada-pijada ,mientras cada vez mas gente del pueblo en la casi-miseria y 0 euros.Asqueroso.
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