El ayuntamiento de Getxo se ha embarcado en la construcción de un Antzokia de desproporcionadas dimensiones. De nada le han valido al alcalde las objeciones de los vecinos y vecinas.
Ha hecho oídos sordos a todo el mundo. Se empecinó en construirlo y no atiende a los argumentos que cuestionan su viabilidad o la oportunidad del momento. En su terquedad, ni siquiera la crisis le hace entrar en razón.
Una de las vías que se plantea para pagarlo es incrementar las multas (véase noticia publicada en El Correo el día 3 de abril de éste año). Poner multas a cuanto getxotarra encuentre y por las más nimias razones.
En las fotos adjuntas, tomadas este verano en una calle de Algorta, se puede apreciar como les han puesto las pilas a sus empleados para que recauden sin compasión.
A mi ya me han puesto varias multas por nada. Son unos caraduras que pasean el batiscafo sacando fotos que luego convierten en dinero para pagar sus caprichos. Si necesitan dinero que se pongan a trabajar como todos los demás o que ahorren. Ya vale de estrujarnos a los automovilistas. Jetas, eso es lo que son: unos políticos jetas.
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